LA EDUCACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SOCIOLOGÍA DE LAS PROFESIONES
- juanantoniocabrera45
- 1 may 2013
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LA EDUCACIÓN DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SOCIOLOGÍA DE LAS PROFESIONES
Sociología de la educación.
En la sociología de la educación se puede estudiar en grupo, ventajas que la psicología y la pedagogía de la educación no tienen debido a su enfoque individualista; se puede decir, que se encarga de la organización de los grupos de individuos y el estudio de las relaciones humanas y sus consecuencias, la sociología de la educación es una de las ciencias que apoya a la pedagogía y a la práctica educativa, por lo cual implica a todos los involucrados en el proceso educativo, para comprender y orientar los fenómenos educativos, es una disciplina que trata de entender la educación en su dimensión social, su aportación, distribución, organización y contribución en las función que tiene la educación como desarrollo y crecimiento en una sociedad, ya sea para seguir perpetuando el estado de cosas, generar cambios y/o en el crecimiento de los individuos para generar seres libres y pensantes, capaces de construir su propia felicidad; a través de agentes que les apoyan y proveen sabiduría y bien estar social.
Las sociedades fueron avanzando y creciendo, es necesario también ir dando respuesta a estas necesidades, como lo menciona la sociología de las profesiones; y cada una empezó a evolucionar y a detectar las áreas de oportunidad que se tienen. Según como dice Díaz Barriga e Inclán (2001), Cuando en los últimos setenta años del siglo XX se fue estructurando un campo de la sociología abocado a estudiar a las profesiones como grupo social, y en este caso la profesionalización docente en México era inminente, más en el nivel básico, se admite es una tarea titánica que el gobierno o patrón no ha logrado tener éxito; además se ha visto en la necesidad de negociar con el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación SNTE las condiciones de la profesionalización, al que el sistema le ha dado poder para diseñar la agenda educativa e intervenir en todos los sentidos en la toma de decisiones administrativas, legislativas y de academia en los destinos que este nivel educativo debe tener en nuestro país.
La experiencia profesional; o el desempeño que este o esta profesional de la educación pueda tener para estar en un puesto donde se toman decisiones, no se toma en cuenta la experiencia ni el currículum, pues solo se tiene que estar bien con las personalidades del SNTE o Sección Sindical, para que en sus manos este el destino educativo de niños y jóvenes, pero esto no es una situación solo del sindicato, es el poderío que le ha dado el patrón a esta organización para que decida a quien pone en puesto medios de toma de decisiones en cada una de las entidades federativas, y con ello se sigue manteniendo el estado de cosas que beneficia a los líderes sindicales; y con ello la profesionalización docente está a merced de intereses individuales está en juego, es la cuestión del control de la autonomía en el trabajo docente, y con ello la oportunidad de que sus alumnos o beneficiarios lleguen a ser seres pensantes y generadores de ideas, parece que México está dispuesto en seguir produciendo mano de obra en lugar de mente de obra, en lugar de competir y participar con otras naciones por el capital no tangible que da el conocimiento a través de las profesiones y su profesionalización, en el caso de la educación básica es inaudito que se esté negociando con el SNTE ante una evaluación universal a los docentes, de donde se puede sacar un diagnóstico para replantear el quehacer docente y su funcionalidad.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también ha enfocado sus acciones a la educación. En el documento La educación como catalizador del progreso (abril 1998), indica: «La educación es percibida cada vez más, y con razón, como un elemento vital para el desarrollo económico, la reducción de la pobreza y la disminución de las desigualdades en el ingreso […] cada vez más la educación está siendo percibida como el principal catalizador del desarrollo», citado por Díaz Barriga e Inclán Espinosa (2001).
La Secretaría de Educación Pública, solo diseña a petición y recomendación de los organismos internacionales, pero sin exigir a los estados la consecución de esas políticas educativas con un cabal seguimiento, monitoreo y evaluación de dichas acciones; y entonces las autoridades educativas y gubernamentales; e incluso las sindicales, piensan que el mejoramiento docente es el resultado mecánico de la asistencia a cursos obligatorios que no cumplen las expectativas de quienes los toman y mucho menos a sus destinatarios finales que son los alumnos. Es aquí donde la sociología de las profesiones explica el por qué la profesión docente es una subprofesion, primero porque no hay una profesionalización que controle su ejercicio, no hay una certificación, segundo los esfuerzos en capacitación y actualización no están relacionados con los resultados de su trabajo visto en el bajo aprovechamiento académico de los alumnos.
Sociología de la educación desde una perspectiva dual y crítica
En los años 80 se realiza en sociología una síntesis entre las perspectivas sistémica y subjetiva, dominantes en las décadas anteriores, conformando una perspectiva dual, que contempla tanto el papel de los sistemas como el de las personas. Autores como Giddens, Habermas o Beck pasan a considerar esencial para el análisis de la realidad social tanto la incidencia de los sistemas en las personas, como la influencia de las personas en los sistemas.
El no considerar la acción humana no permite explicar el cambio social, como tampoco permite pensarlo o proponerlo. Por esto las teorías que más se están utilizando para dar respuesta a los retos actuales parten de las contribuciones teóricas de la perspectiva dual. Desde esta perspectiva, tan clave es denunciar aquellos elementos del sistema que promueven el mantenimiento de las desigualdades sociales como identificar los elementos que contribuyen a superarla. Se trata de combinar el lenguaje de la crítica con el lenguaje de la posibilidad (Aubert et al., 2004). Para los autores y autoras de las ciencias sociales que parten de esta perspectiva, la educación puede ejercer una doble función: por un lado se prepara a las personas para integrarse en la sociedad y por otro se facilita el conocimiento crítico necesario para dotar de aquellos elementos necesarios en el ejercicio libre y posible de organizar acciones conjuntas hacia una mayor democratización de las sociedades.
Habermas (1998) propone la teoría de la acción comunicativa (TAC) para interpretar y analizar la realidad social. Una de sus aportaciones es la incidencia de la intersubjetividad, la posibilidad del entendimiento y cómo el diálogo puede estar mediado por pretensiones de poder o de validez. La acción comunicativa incluye el objetivo del consenso o el acuerdo mediante la validez de los argumentos y no de la posición de poder que ostentan los interlocutores. Al definir la acción comunicativa Habermas describe cómo en ese diálogo se incluye la interpretación de la otra persona: “ Para ambas partes la tarea de interpretación consiste en incluir en la propia interpretación la interpretación que de la situación hace el otro, de suerte que en la versión revisada “su” mundo externo y “mi” mundo externo, sobre el trasfondo de “nuestro” mundo de la vida, queden relativizados en función de “el mundo” y las definiciones de la situación antes dispares se puedan hacer coincidir suficientemente ” (Habermas, 1998, 145).
Al teorizar sobre estos procesos profundiza en una concepción crítica de la sociedad y en su transformación. Como recogió Giddens (1985), la TAC explica tanto los procesos sociales que fundamentan el orden y el consenso social como los que explican el desorden y el conflicto social. Por otro lado, Giddens y Beck muestran cómo a partir de la reflexividad las instituciones pueden tener un autoconocimiento con el cual revisar sus actuaciones y estrategias, y modificar sus prácticas sociales para transformarlas en algo más acorde a la cambiante realidad (Beck et al., 1997).
En este proceso de autorreflexión serán claves la comunicación entre sujetos y sistemas, y también el diálogo intersubjetivo entre las mismas personas. La educación sería una de estas instituciones que a través de la reflexividad pueden corregir sus fallos, y plantear una organización y procesos más coherentes con lo que acuerden comunicativamente los participantes en el desarrollo de la misma. Desde esta perspectiva la educación se concibe como un proceso relacionado estrechamente con la democracia. Pero no sólo como objeto de estudio sino especialmente por su puesta en práctica en la propia institución educativa.
Las contribuciones teóricas que a continuación se describen tienen en cuenta todos estos factores y dan una gran importancia al papel de la agencia humana, a la acción de las personas, actores y grupos sociales. Tanto el papel del profesorado que está en un lugar estratégico para llevar a cabo prácticas educativas emancipadoras, como el del alumnado y de la comunidad en general son claves para promover prácticas de éxito educativo.
Sociología de la educación y pedagogía crítica
La perspectiva dual en teoría sociológica y las contribuciones de la pedagogía crítica van unidas por el mismo sentido. Ambas disciplinas estudian y analizan cómo se puede contribuir a la superación de la desigualdad teniendo en cuenta la estructura o el sistema, pero a su vez enfatizando en la capacidad de los sujetos de generar procesos de transformación. A continuación destacaremos algunos de los autores y autoras más relevantes dentro de esta línea con sus principales aportaciones.
Paulo Freire
Sin duda, uno de los autores más referenciados e internacionalmente reconocidos es Paulo Freire. En la década de 1960 ya postulaba su teoría desde una perspectiva dialógica. En su libro Pedagogía del Oprimido (1970), Freire elaboró la Teoría de la Acción Dialógica, años antes de que Habermas escribiera la Teoría de la Acción Comunicativa (1981). La aportación de Freire a la educación ha sido de suma importancia constituyéndose como la base teórica de muchos autores y autoras que han seguido profundizando y aportando conceptos a partir de sus contribuciones. El diálogo en Freire no se reducía sólo a la interacción entre profesorado y alumnado, sino también y sobre todo incluía a toda la comunidad participante. Freire definía la dialogicidad: “es una exigencia de la naturaleza humana y también una reclamación a favor de la opción democrática del educador” (Freire, 1997, 100). En este sentido, el autor pone el énfasis en la intersubjetividad. Para poder transformar la realidad educativa no es suficiente con la mera suma de voluntades individuales sino que se hace necesaria una acción coordinada y dialogada, eminentemente solidaria y empeñada en trabajar por un objetivo común: la transformación social.
Basil Bernstein
Basil Bernstein, aunque se haya considerado en ocasiones un autor propio del modelo de la reproducción, no compartimos esa opinión, es más, sus contribuciones teóricas indican lo contrario. Sus propias obras contienen críticas al modelo de la reproducción. Una de las aportaciones clave que realiza es su teoría del discurso pedagógico (Bernstein, 1993), en la que diferencia entre lo transmitido y la transmisión. El autor afirma que el modelo de la reproducción sólo se interesa por lo transmitido, pero que la clave está también en la transmisión. Por eso el análisis se reducía únicamente a mostrar las consecuencias de la escuela en cuanto a clase, raza, género, pero no explicar cómo se generan desigualdades según estas variables. En cambio con el análisis de la transmisión se consigue una mayor comprensión del proceso por el que se generan desigualdades. También con el discurso pedagógico se lleva a cabo la producción, reproducción y la transformación de la cultura. A parte de este análisis Bernstein (1998) estudia cómo las reformas educativas definen identidades pedagógicas, distinguiendo entre tres tipos: las retrospectivas (orientadas al pasado), las descentradas (orientadas al presente) y las prospectivas (orientadas al futuro). Los discursos pedagógicos para dar respuesta a los retos actuales evidentemente no deben basarse en una identidad retrospectiva, pero tampoco formularse en el presente, sino que tienen que mirar hacia el futuro y ello conlleva un continuo ejercicio de reflexión intersubjetiva. Bernstein introduce un concepto de participación que da cabida a la transformación y al cambio, y más cuando la participación es uno de los derechos: “El tercer derecho, entonces, es el derecho a participar en los procedimientos mediante los cuales se construye, mantiene y transforma el orden. Es el derecho de participar en la construcción, mantenimiento y transformación del orden” (Bernstein, 1990, 125).
Michael Apple
Este autor fue uno de los primeros en posicionarse delante de los efectos del reproduccionismo y analizar sociológicamente la educación, dando a lugar lo que se ha denominado modelo de la resistencia (Apple, 1970,1975). Una de las principales críticas que hace al modelo de la reproducción es que éste puede llevarnos a suponer que no existe una resistencia significativa al poder. Pero las luchas de los trabajadores, mujeres, pobres, negros, entre otros, demuestran continuamente la posibilidad de una acción concreta. Como alternativa proponía que los propios modelos de investigación debían suponer una resistencia. Por tanto era necesario concebir una sociología de la educación centrada en resaltar los procesos de resistencia que se dan en la escuela, y que contribuyen a que el alumnado supere situaciones de desigualdades sociales y consiga éxito escolar: “En ninguno de los casos el ímpetu provino sólo de arriba. Por el contrario, movimientos desde abajo (en los grupos de profesores, la comunidad, activistas sociales y otros) proporcionaron la fuerza directora del cambio” (Apple, 1991, 49).
Otra de las aportaciones clave ha sido el análisis del currículo educativo y su incidencia en el éxito educativo. Apple propone un currículum democrático, el acceso al diseño del currículum de toda la comunidad educativa (profesorado, familias, alumnado, otros profesionales). Así se pueden evitar sesgos favorecedores de sólo algunos grupos sociales, como había analizado Bernstein. Y por supuesto se deja de señalar las desigualdades como inevitables o como funcionales para el sistema. Apple enriquece su análisis mostrando experiencias educativas en su obra que dan respuesta a esta necesaria inclusión democrática en todo el currículum educativo (Apple y Beane, 2005). Las experiencias educativas se basan en este enfoque democrático que “busca explícitamente el cambio en las condiciones antidemocráticas en la escuela y la sociedad” (Apple y Beane, 2005, 35).
Henry Giroux
Las aportaciones teóricas de Giroux se enmarcan en su constante activismo intelectual centrado en la búsqueda de todos los elementos científicos con los que analizar el proceso educativo y facilitar la transformación del mismo por parte de todos los colectivos situados generalmente en los márgenes del orden social dominante. Giroux se aleja del análisis estructuralista marxista e incorpora en su teoría contribuciones de Gramsci, autores de la Escuela de Frankfurt entre otros. Su perspectiva daba importancia tanto a la estructura como a la agencia humana, y dedicó muchos años a estudiar el impacto de la política cultural en la educación. Giroux realiza la aportación de una pedagogía radical (1992) basada en que la crítica ha de ir acompañada de la posibilidad. Esta vinculación ya la anunciaba Freire (1970) cuando explicitaba que no puede haber denuncia sin anuncia, la crítica sin alternativa posible no es productiva. Giroux recalca en sus obras que la escuela no es un mero reflejo de la sociedad sino que también ejerce un papel clave en la democracia, es una fuente de producción cultural.
Por otro lado, Giroux remarca la importancia de que los/as educadores/as críticos/as ejerzan de intelectuales transformadores: que basen su práctica en la reflexión teórica, que se interesen en conocer aquellas teorías y experiencias educativas que producen mayor éxito académico, y que se cuestionen al servicio de quién están realizando su función educativa. En sus propias palabras: “como intelectuales transformadores, los profesores deben especificar la naturaleza de los llamamientos a la autoridad con la que legitiman sus prácticas pedagógicas” (Giroux, 1992, 76). Bajo esta misma concepción Giroux afirma que el ejercicio de la intelectualidad no se limita a la tolerancia, sino a “un referente ideológico impregnado de pasión y compromiso con respecto la justicia, felicidad y lucha colectiva” (Giroux, 1992, 77).
Donaldo Macedo
Una de las primeras aportaciones teóricas de Macedo se sitúa en su colaboración junto a Freire en el libro Alfabetización. Lectura de la palabra y de la realidad (1989). La alfabetización no es sólo un proceso instrumental de lectoescritura sino también de lectura del mundo y de la posibilidad de intervenir en él. Posteriormente continuó esta línea de trabajo y fue denunciando en su obra que en la institución educativa americana hay contenidos a los que no se les permite acceder. En concreto elabora una teorización sobre la pedagogía venenosa que es la práctica pedagógica que orienta a la estandarización hacia la reproducción de valores y prácticas que fomentan el orden social dominante. Así partiendo de las contribuciones de Freire, Macedo elabora una lista de todo aquello que los americanos deberían saber y no tienen acceso a saberlo. En las últimas publicaciones ha ido profundizando en el análisis del lenguaje tanto como transmisión del poder como herramienta de respuesta a los actuales discursos pedagógicos dominantes (Macedo et al., 2003). Su defensa de un modelo de educación pública que forme a ciudadanos críticos es también una de las aportaciones clave de su obra: “me atrevería incluso a afirmar que la salvaguarda de nuestra democracia depende en mayor medida de la creación de ciudadanos y ciudadanas inteligentes que no de bombas inteligentes” (Macedo, 2000, 54).
Joe L. Kincheloe y Shirley Steinberg
Una de las diversas aportaciones de Kincheloe y Steinberg es enfatizar que el alumnado, además de aprender en el contexto educativo, toma conciencia de su entorno y de su aprendizaje. La creación de sentido mediante la vinculación entre la propia experiencia y el proceso de aprendizaje es clave. El proceso de burocratización y la monopolización del conocimiento por parte de los expertos fomentan la pérdida de sentido en la institución educativa, y a su vez vacían de sentido la profesión de los y las educadoras. Otro de los aspectos que sostienen es que la escuela tiene que ir vinculada a los cambios de la vida cotidiana. Si las escuelas no están al día de los cambios que han tenido los niños y niñas en los últimos años, como los entornos familiares, los cambios tecnológicos y en general los cambios sociales y culturales, no podrán estar dando una respuesta adecuada a ellos, y generalmente se han visto pocos cambios de este tipo en las escuelas (Kincheloe y Steinberg, 2000). Parten del potencial de la agencia humana y su capacidad de acción. Sabiendo que a menudo la agencia parte en desventaja ante un sistema que produce desigualdades, y más si la persona pertenece a clases más vulnerables, Kincheloe y Steinberg utilizan el concepto de empoderamiento. Cómo los y las estudiantes van tomando conciencia del significado del poder, de dónde se halla y cómo se utiliza. Maestros y maestras “ayudan al empoderamiento de los alumnos y alumnas despertando su habilidad de dar sentido, de entender que ellos/as pueden conocer más y que ellos son capaces de conseguir más de lo que previamente se habían imaginado” (Kincheloe y Steinberg, 1998, 228).
Ramón Flecha
Flecha es conocido por diversas contribuciones teóricas, entre ellas su teorización del aprendizaje dialógico (Flecha, 1997), que Alain Touraine destacó como un ejemplo único de teoría y práctica de aprendizaje dialógico. Ha desarrollado un análisis profundo respecto la concepción dialógica de la educación dotando el papel del diálogo entre profesorado, alumnado, familiares y comunidad como la clave fundamental para superar las desigualdades sociales. Analizó las consecuencias negativas de la primera fase de la sociedad de la información señalando el aumento de las desigualdades sociales y educativas que se estaba produciendo. A su vez, ha aportado elementos para la superación de estas nuevas y viejas desigualdades. Basándose en el estudio de teorías y prácticas educativas que promovían el éxito escolar y la inclusión educativa, formuló el concepto aprendizaje dialógico y contribuyó a conformar el proyecto Comunidades de Aprendizaje. En su última publicación elaborada conjuntamente con otras autoras de pedagogía crítica, profundiza y desarrolla el concepto de aprendizaje dialógico en la sociedad de la información. Tal y como destacan en su introducción: “Necesitamos concepciones del aprendizaje que ayuden a coordinar las acciones de profesionales, familiares, entornos, comunidades y las propias chicas y chicos” (Aubert et al., 2008, 11). No sólo es importante saber que las interacciones son fundamentales en el proceso del aprendizaje, sino que la clave está en su coordinación, por ello una base del proyecto de Comunidades de Aprendizaje se halla en esta coordinación de interacciones entre familia, profesorado, comunidad en general y los niños y niñas, hacia un objetivo común: lograr el éxito educativo de todo el mundo.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Recuperado el 26 de noviembre de 2015 de
http://www.monografias.com/trabajos98/sociologia-profesiones-y-profesionalizacion-docente-reformas-y-resultados/sociologia-profesiones-y-profesionalizacion-docente-reformas-y-resultados.shtml#ixzz3shwrd7wG
Díaz Barriga e Inclán Espinaza (2001). El docente en las reformas educativas; sujeto o ejecutor de proyectos ajenos. Revista iberoamericana de educación. (25) pp. 17-41.
DUQUE, E. y PRIETO, O.: (2009). “La Sociología de la Educación desde la Pedagog- ía Crítica”. En FLECHA GARCÁI, R. (Coord.) Pedagogía crítica del S. XXI [monográfico en línea]. Revista Electrónica Teoría de la Educación: Educación y Cultura en la Sociedad de la Información. Vol. 10, nº 3. Universidad de Salamanca [26/11/2015].
http://www.usal.es/~teoriaeducacion/rev_numero_10_03/n10_03_camdepadros_pulido .pdf ISSN: 1138-9737
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